Como despacho de procuradores en Santander queremos hacer, en este post, un breve repaso por la figura del procurador a lo largo de la historia para que
comprendas mejor la importancia del papel que desempeñamos.
Estamos ante una figura más antigua que la del abogado. En
el derecho romano se hizo necesaria la aparición del procurador al que se llamó cognitor. Podemos entenderlo como el primer representante procesal al que sigue
la figura del procutator. Estos son los dos principales antecedentes del
procurador de los tribunales de hoy en día, de los despachos de procuradores en Santander
como los entendemos hoy.
Lo que hacía el procurador romano era administrar los patrimonios de las familias. Como ves, en su origen no era una figura específicamente procesal. Después, en el derecho visigodo, se empieza a remunerar la actuación del procurador y se introduce la posibilidad de que este represente a otra persona en una causa de tipo criminal. También empieza a ser necesaria la presencia del procurador en algunos procedimientos.
En la Edad
Media aparece la figura del “personero”, el encargado de representar en un
proceso a alguien que no puede estar presente. Había que hacer constar esta circunstancia
ante el
Alcalde o el Escribano Público.
Más adelante,
Alfonso X el Sabio, con su Código de las Siete Partidas, introduce el estatuto oficial
y profesional del procurador. Se les describe como ayudantes de la justicia
cuando la persona a la que representen no pueda estar presente en el proceso. Era
por lo tanto una mezcla de representante privado y colaborador de la
administración de justicia. En la actualidad, esta figura la regula la Ley de Enjuiciamiento Civil y el
estatuto profesional del procurador.
Con todo esto, puedes entender mejor el de profesional que te vas a encontrar en el despacho de Francisco Arguiñarena Martínez, llámanos si nos necesitas.