En nuestro despacho de procuradores en Santander hemos ayudado a un gran número de clientes a la hora de realizar diferentes trámites ante los juzgados. El papel de nuestro oficio resulta fundamental en muchos casos, por eso queremos aprovechar para echar la vista atrás y repasar cuáles fueron los orígenes del procurador en los tribunales tal y como se conoce en la actualidad.
Como ocurre casi siempre en el mundo del Derecho, nos tenemos que ir hasta Roma para encontrar la figura del procurador, que es incluso más antigua que la del abogado. La aparición del representante litigante en los pleitos se debió a un motivo práctico. El primer representante procesal, que daría lugar al procurador de hoy en día, fue el cognitor, al que siguió el procurator.
No obstante, el primero de ellos solo cumplía una función de representación del dominus en los procesos, mientras que al procurator ya se le atribuyen más cometidos. Su nacimiento fue como administrador general de patrimonios que pertenecían a familias romanas de clase acomodada.
Se puede decir que el procurator era una persona de confianza del dominus romano, que se encargaba de la gestión de todo el patrimonio o de una parte, cuando el titular estaba ausente. Es decir, no era una figura procesal en un primer momento. La evolución que sufrió esta figura desde el derecho visigodo hasta convertirse en lo que es hoy en día lo veremos en un próximo post de este blog de nuestro despacho de procuradores en Santander.
Los profesionales que trabajamos en Arguiñarena Martínez, Federico nos podemos encargar de diferentes trabajos de representación o intermediación ante los juzgados.